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  Un té de Arándanos Mañana de miércoles en el viejo bar. Pasó la pandemia y el aislamiento. De a poco volvemos a la rutina. Paso especialmente para charlar un rato con la gente querida del grupo. Hablando de grupo, tenemos como todos imaginarán uno de WhatsApp, en el que se habla fundamentalmente de futbol. Claro, desde hace un tiempo a Central le está yendo peor que a Alberto en el gobierno por lo que pasamos a temas banales como selección de piropos, adecuados e inadecuados. Jodeme! Pero les juro que es tal cual se los cuento. El querido Carlitos B parece que está en rebelión con el otro Carlitos, el del pueblo y se quedó mudo, salvo cuando juega el gran Boquita, donde aparece al primer atisbo de derrota. Cuando hago mención al tema del cambio de rumbo del grupo me contesta que está perdido en la borrasca rosarina. Suponemos que se refiere al humo que no deja ver nada en la ciudad en los últimos días, al punto que George se perdió en algún laberinto desconocido y todavía está conv

El Oso Pulgoso

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Les voy a contar una historia que sucedió hace algunos años y que he podido rescatar ahora. Para ponernos en situación les cuento los protagonistas. Los actores principales son Rubén, alias Al Capone y Adrián, alias El Oso Pulgoso. Rubén es abogado, se sumó en último lugar a este mini grupo de cuatro personas. Lo sumó Horacio de quien les voy a hablar ahora. Adrián es Odontólogo y viene de la primera hora. Los actores de reparto, en este caso partícipes necesarios, somos: Horacio, el psicólogo autor (o plagiador, lo cual no cambia la situación) de grandes frases y reflexiones que aplico en la vida cotidiana y, que alguna vez recopilaré en un especial. Finalmente yo, todos me conocen, por el momento dueño de mi blog. Y digo por ahora, dado que se que desde Google, Marquitos y compañía quieren apoderarse del mismo, ante la gran repercusión que tiene todo lo que publico. Rubén se interna en un prestigioso Sanatorio de la ciudad por un infarto de miocardio. Cateterismo, Stens y todo Ok

Dani no tiene la culpa...(el suplente invisible)

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  Me crié en un pequeño pueblo de la provincia de Buenos Aires. Esos pequeños pueblos que tanto tienen en común entre si. Un pueblo partido por las vías de Ferrocarril, donde la batalla era entre los de este lado y los del otro lado del pueblo. Se llama Arroyo Dulce y guardo muchos recuerdos de los 17 años que viví ahí. Disfrute mucho de esa etapa, pero debo confesar que también hubo algún sufrimiento. En este caso me voy a referir no a un sufrimiento, sino mas bien a una frustración. En los pueblos jugar a la pelota era obligación. Lo hacíamos todos los días, de lunes a viernes en la cancha “grande” del club social y deportivo Arroyo Dulce, los sábados era al mediodía y venían los mas grandes, que en la semana laburaban, con las dificultades que ocasionaba jugar al futbol en esa época. ¡La primera era la pelota…Que pedazo de tema! Había una sola en toda la zona. Y era del Chimango, cuyo apodo no se de donde venía. Supongo que de su cara aerodinámica. Era fastidioso y de enojo fácil. L

Mi madre, yo y mi “no arte”

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  En primer lugar, quiero que sepan que soy un impostor, un usurpador de títulos y honores. Lo tengo que confesar, no soy artista. Ojo, ya se lo había avisado a Betty y me dijo que contaba buenas historias y tenía la sensibilidad del artista. Creo que nunca me dijeron algo tan halagador como eso. Lo de contar historias viene de mi infancia en Arroyo Dulce, donde por la noche nos sentábamos a escuchar historias. Los chicos no teníamos participación alguna. Pero escuchar ayuda a aprender. El tema es que siempre soñé con ser artista, pero hay alguien que lo soñó más que yo…mi madre y van a ver su omnipresente figura a lo largo del camino. Catalina, se llama. Ser artista no es fácil y yo les voy a contar mi recorrido por la vida intentándolo. Soy libra y dicen que tenemos algo de artistas. No creo que mi madre hace tantos años atrás estuviera enterada del horóscopo, parece que el zodíaco era un tema menor para ella. Desde muy pequeño comencé mi derrotero por distintas disciplinas. Pr

Los hombres de vidrio

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Tengo un amigo psicólogo, creo que ya lo conté en otra historia. Tiene frases que repite y que son ciertas. Tal vez no sean propias, pero las dice con una autoridad que hace el hecho incuestionable. Asi  reitera que el amor es un eterno desencuentro, que motivó un cuento previo en este blog y muchas otra que no voy a mencionar ahora. Pero a la que me voy a referir es a una que repite muy frecuentemente. Dice: Los hombres, cuando nos ponemos viejos nos volvemos de vidrio. Al principio pensé que se referiría a nuestra fragilidad. Ante la pregunta de ¿por que? nos decía que nos volvíamos transparentes para las mujeres más jóvenes que podían ver a través nuestro sin ningún problema. Mucho más tarde leí un cuento de Sacheri que se llama Te conozco Mendizabal, donde un hombre iba todos los días a un bar porque había una mujer hermosa que lo miraba fijamente. Un día se atrevió a intentar contactarla, se acercó a su mesa y notó que la mirada de la mujer no estaba en él. Se dio vuelta y es

La desaparición del cardiólogo. Historia de un túnel

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Fue hace ya unos años. El Bar Solanas transcurría sus días de forma anodina. La paz solo era interrumpida por algunas situaciones relacionadas con Cachi, el Perro. Evidentemente conservaba algún atisbo de mal carácter, tal vez relacionado con el hecho de su exclusión del futbol que siempre consideró injusta, porque al final de cuentas a la pepona no le había pasado nada serio y, según cuentan, se pasea muy orondo por las calles de Córdoba. Los mas osados dicen que en mesa de café comentó que la historia era falsa y que el Perro era incapaz de hacer daño a nadie porque era un cagón. Hasta hizo comentarios, dejando serias dudas sobre la virilidad del susodicho. Fiel a su silencio nunca intentó contestar esas acusaciones. Decía, parafraseando a Messi que lo que pasaba en la cancha moría en la cancha y que ya se lo iba a encontrar a la Pepona para aclararle algunas cositas. Figuran dentro de esta época anécdotas, como aquella de la clienta que en horas del mediodía se sentó en una de

Apuntes en época de Corona Virus. Mi cuarentena.

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Voy a ir poniendo en el orden que recuerde las cosas que se me ocurren… 1.- Recomendaciones para el uso de internet: a ver…Supuestamente venían desde el gobierno y las prestadoras de telefonía celular. Los colgamos todos en nuestros muros, y les dimos like con mucho compromiso cívico. Me llamó la atención en ese momento que la gran mayoría de las comunicaciones en cuarentena eran por Wi-Fi, por lo que lo de internet me pareció razonable. No así lo de los celulares. Casi nadie usaba los datos, con tanta gente en su hogar ¿Como siguió esto? Dejé de ver recomendaciones al respecto. A cada lugar que voy, de los pocos a los que concurro en estos días hay gente con el celular. A la Internet hogareña y al Wi-Fi se le agregó una aplicación para reuniones virtuales que se llama Zoom. Y proliferan las reuniones por el zoom. Frases como, perdón me voy a la clase de meditación que tengo ahora por zoom, tengo gym por zoom en un minuto, mi clase de ingles por zoom, hay una reunión del laborat